Un informe aparecido en Alemania en 1975 nos hablaba de las funciones sociales que deben desempeñar la familia, nos señalaba las siguientes:
1.- Desarrollo de la autoseguridad del niño.
2.- Formación de una conciencia moral.
3.- Desarrollo de aptitudes intelectuales.
4.- Comunicación de una motivación para el rendimiento.
5.- Desarrollo de la empatía (capacidad de tener en cuenta, las necesidades de los demás) y la solidaridad.
6.- Desarrollo de la capacidad de solucionar y superar conflictos.
Para ello, la familia debe contar con los rasgos siguientes:
a) una cantidad suficiente de comunicación.
b) un cierto consenso de los padres sobre las valoraciones fundamentales.
c) una notable duración y constancia de las relaciones sociales.
d) actitud afecta, producción de un clima emocional cálido.
En definitiva, como decía HABERMAS, las cualificaciones fundamentales de la persona, tales como: la diferenciación de los roles, la tolerancia de la ambigüedad, de la empatía, etc…
Educar es conducir, orientar, motivar, poner límites, aconsejar…..etc………..es por lo tanto, una tarea, que requiere un estilo autoritario recíproco, tanto si en la familia hay casos de diversidad como cuando no los haya.
En el estilo represivo o coercitivo, falta la comunicación y la sensación de cariño y afecto que suele ser tan importante, ya que, es una verdadera necesidad biológica, que condiciona el desarrollo cerebral, base de la posterior actividad fisiológica.
Con un estilo represivo el diverso actúa por miedo al castigo, sólo se preocupa de no cometer fallos que le ocasionen problemas, se siente minusvalorado, ya que no encuentra frases de apoyo, ya que los padres no premian las acciones positivas que consigue, sino que las valoran como normales. La personalidad de un discapacitado queda bloqueada y le resulta muy difícil encontrar su autonomía y libertad. Los brotes de violencia suelen ser muy bruscos, ya que conforme se aumenta en edad, no se admiten tantas limitaciones y se puede reaccionar con brusquedad.
La familia educa múltiples facetas de la personalidad, como la educación intelectual, la cívica, la estética.
El cultivo de la afectividad, es lo que de un modo más insustituible da la familia.
Parece claro, que desde un estilo autoritario recíproco se puede perfectamente profundizar con mayor intensidad en el afecto y educar mejor tanto intelectualmente, como en valores cívicos de participación y de crítica, así como de que cada hijo, busque su propio camino.
En este estilo, que creo puede ser más eficaz en la educación de familias con hijos con alguna discapacidad el tiene autoridad con cariño y la madre tiene cariño con autoridad.
En este tipo de familia se experimenta el amor y se enseña a amar, el niño es tratado responsablemente y se le enseña a ser responsable.
Me gustaría comentar aquí, los efectos negativos que tienen aquellas familias que utilizan un estilo permisivo porque de esa manera entenderemos mejor los aspectos positivos que se tiene cuando se utiliza un estilo autoritario recíproco.
Los niños necesitan tener claros los caminos que elegir y durante mucho tiempo, tenemos que ir dándoles mensajes cortos y contundentes, hasta que poco a poco, conforme ellos van madurando, les vamos abriendo las posibilidades de elección hasta llegar a la situación, en la que ya no hay que darles posibilidades para elegir, sino que son ellos, los que se plantean los diferentes caminos a elegir.
En un niño con dificultades, lo que está claro que tiene muchos más miedos e indecisiones para tomar una dirección y ahí deben estar los padres para ir dosificando las decisiones, porque hay que dar tiempo, a los procesos de maduración y aprendizaje, para conseguir que sus decisiones sean las más acertadas.
Si no se le va enseñando el proceso que media en una decisión, se le está dejando indefenso y sobre todo se le crea una enorme inseguridad y sobre todo, lo que se le crea es una tendencia al mínimo esfuerzo y a la comodidad.
Hay un aspecto muy importante que debemos tener en cuenta para no caer en el estilo permisivo, y que está relacionado con el aspecto de la contribución a las tareas de la familia, la tendencia natural de todo ser humano, es que me lo den todo hecho, por lo que el niño, preferirá seguir haciendo sus cosas, antes que ayudar a las tareas domésticas acordes con su edad, es decir, que acompasados a su edad ellos deben tener claro que hay derechos y deberes y éstos, son aplicables a todos los miembros de la familia.
La mejor manera de ayudar a un discapacitado, no es considerarle un pobrecito al que hay que hacerle todo, sino que es importantísimo, que el vea que puede hacer por él mismo, muchas cosas y que se tiene que arriesgar para ir superando otros obstáculos.
Es realmente interesante, recordar los consejos, que a veces, te dan los profesionales de la sanidad, cuando tienes alguna lesión o problema, cuando te dicen las limitaciones te las pones tú. Y ciertamente, tienen razón, porque personas muy cercanas a nosotros te han demostrado que se puede hacer mucho más de que nos parece.
Viene al caso, una experiencia con un alumno ciego, que tenía a toda su familia pendiente de apoyarle para que asumiera los retos que se propusiera, y ese chico, aprobó secundaria, bachillerato y está en 3º de filología inglesa, pero además, era un magnífico jugador de ajedrez, cantautor, se desplazaba en autobús por la ciudad, es decir, que tenía menos limitaciones que muchos de nuestros adolescentes y era desde luego, mucho más libre. Seguramente sus padres, lo pasarían francamente mal, cuando él se desplazó las primeras veces solo en el autobús o fue a comprar, pero consiguieron su libertad y su independencia, ya que, seguramente, hubiera sido más fácil haberlo acercado en coche al sitio que quería ir.
Por todo ello, creo aunque nos cueste a los padres, debemos trazarnos unos procesos que aunque conlleve riesgos, es la única manera, de conseguir que alcancen la libertad y la independencia.
Todos los procesos de consecución de triunfos, en la realización personal de los alumnos con discapacidad, los he visto, en familias que emplean el estilo al que nos referimos.
El diálogo y la profundidad en la comunicación, son elementos indispensables para hacer crecer la inteligencia emocional de los miembros de la familia, pero solamente tendrá eficacia cuando los padres sepamos escuchar los puntos de vista de los hijos cuando sepamos estar en silencio, cuando poco a poco, seamos capaces de encajar las cosas que tengan que decirnos nuestros hijos.
Es fundamental que ellos puedan contarnos con libertad todo lo que hacen sabiendo que no van a encontrar ninguna respuesta intransigente, que conlleve el bloqueo y la pérdida de confianza, ya que la confianza mutua, es elemento más fundamental para avanzar en una relación positiva. Si les hemos sabido ir dando libertad, no nos asustarán con ningún problema importante, pero si así fuera, debemos mantener el control al máximo, para conseguir buscar la fórmula más adecuada para resolver el problema.
Un elemento que es muy positivo es ejercer la autoridad con justicia, con firmeza y además con flexibilidad si es necesario, además de no aplicar una única norma para con todos los hijos, sino según el análisis previo, las circunstancias, las condiciones y demás elementos, es decir, unas normas personalizadas según las necesidades de maduración y aprendizaje.
Creo que para ofrecer una educación de calidad, que haga que nuestros hijos alcancen esa madurez emocional, para abordar los problemas que tengan en su vida, lo que debemos hacer, es compartir con ellos, nuestro tiempo, sus y nuestras aficiones, participar en sus juegos ( ir a jugar al fútbol, a la piscina, jugar a las cartas, al ajedrez, a juegos de mesa, ir a museos, viajar ); en definitiva, a aprender a disfrutar con ellos compartiendo con ellos nuestro ocio y nuestras vacaciones.
Deben participar de la mesa comunitaria, deben aprender a comer solos junto con los adultos.
Es importante la corresponsabilidad en todas las tareas domésticas, así como el orden y la buena colocación en sus espacios.
No debemos escatimar muestras de afecto, pero a la vez, hay que saber para los pies cuando alguien se saque de los pies del tiesto, eso sí con seriedad, escuchando siempre antes de tomar una decisión y sobre todo no tomar ninguna en caliente, los decisiones hay que tomarlas rápido pero no dejarnos llevar por el apasionamiento.
Me gustaría terminar, me gustaría recordar algunos consejos que para el buen gobierno de la ínsula de Barataria, le dio el Quijote a Sancho, porque me parecen muy adecuados llevarlos a la educación de una familia con miembros diversos:
“Blanda suavidad guiada por la prudencia “
“Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia “
“Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio sin la añadidura de las malas razones”.
martes, 5 de febrero de 2008
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